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Europa no puede escapar a crisis de refugiados

El número de solicitantes de asilo aceptados este año representaría sólo 0,1% de la población de la UE, una cifra que difícilmente es inmanejable.

Por: | Publicado: Miércoles 23 de septiembre de 2015 a las 04:00 hrs.
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Lo último que la Unión Europea quería enfrentar era una ola de refugiados. La crisis de la zona euro, la lucha con Rusia por Ucrania y la decisión del Reino Unido de realizar un referendo sobre su membresía eran desafíos suficientes. Ahora llega una crisis que es tan tensa como difícil de manejar. Sin embargo, la UE no puede elegir lo que tiene que enfrentar. Tiene que lidiar con lo que se le presenta.


Los seres humanos desesperados que arriban a las costas europeas plantean abrumadoras dificultades morales, políticas y prácticas. Pero debe encontrarse una forma de manejarlas sin sacrificar los valores sobre los cuales se construyó la Europa moderna.


Al decidir qué hacer, la UE debe realizar una distinción entre refugiados e inmigrantes. Los países tienen obligaciones legales y morales con los refugiados. No tienen esas obligaciones con otros inmigrantes. La compasión con los desesperados debe ser distinta de una evaluación más fría de las ventajas y desventajas de la inmigración. Podría ser útil argumentar que los refugiados podrían entregar beneficios económicos al país receptor. En muchos casos, sin dudas, la personas ingeniosas que quieren tanto ingresar harán eso. Pero esa no es la razón por la cual deben ser aceptados.


No obstante, persuadir a la gente para que acepte esta distinción será difícil porque los números han crecido. Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), Europa recibirá hasta 1 millón de solicitudes de asilo este año; un número sin precedentes. De ellas, es probable que entre 350 mil y 450 mil reciban el estatus de refugiados. En comparación con las crisis previas, las personas de países vecinos a la UE están menos representadas (la guerra en la ex Yugoslavia fue la causa del alza en las solicitudes de asilo a principios de los '90), que las que provienen de más lejos. El origen de los flujos es diverso: en el primer semestre de 2015 los sirios, afganos, iraquíes y eritreos representaban 39% de todas las solicitudes de asilo.


El número de solicitantes de asilo aceptados este año representaría sólo 0,1% de la población de la UE, una cifra que difícilmente es inmanejable. Los números que llegan a la UE son también relativamente pequeños respecto del total de refugiados. El número de personas desplazadas por la fuerza en el mundo a fines del año pasado era de 59,6 millones. Más aún, cerca de dos tercios de los desplazados se mantienen dentro de las fronteras de sus propios países, mientras que un 86% de todos los refugiados están en países en desarrollo. En Turquía hay al menos 1,7 millón, en Líbano 1,3 millón y en Jordania 1 millón. Dado el tamaño y prosperidad de la UE, la tarea que enfrenta es relativamente trivial.


Esto no es para minimizar los desafíos. Dada la inestabilidad en Medio Oriente y África, es probable que los números de refugiados "bona fide" aumenten. Más aún, la UE parece haber perdido el control de sus fronteras. Por lo tanto, es seguro que llegarán muchos más refugiados, además de muchos con reclamos menos justificados de ese estatus.


Entonces ¿cómo deberían responder los europeos y sus aliados, en particular Estados Unidos?


En el corto plazo, los forasteros deben ser procesados. Alemania ha declarado que espera recibir a 800 mil solicitantes de asilo, o un 1% de la población, este año, el número más grande que se haya registrado en un miembro de la OCDE. Pero su decisión de hacerlo está causando muchas tensiones dentro de la UE. Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, propuso que los refugiados sean repartidos entre los Estados miembros. Los ministros de la UE votaron ayer para reubicar a 120 mil personas en todo el continente en los próximos dos años. Pero los miembros tienen grandes diferencias en su verdadera voluntad de recibir refugiados. En cualquier caso, una vez dentro del área Schengen libre de fronteras, las personas no pueden ser atadas. Se moverán hacia donde esperen una mejor vida. La UE necesita una política común, al menos para el área Schengen. Reino Unido y EEUU también deben recibir más refugiados.


Se necesita el mismo tipo de solidaridad para otra tarea: ayudar a los refugiados a integrarse exitosamente.

Esto será difícil y costoso. Necesitarán ayuda para aprender el lenguaje y viviendas. Los países más ricos tendrán que asistir a los menos adinerados. Una economía europea revitalizada también ayudaría.


La solidaridad también es necesaria para ayudar a los países agobiados en sus fronteras, especialmente Grecia e Italia. Es difícil ver cómo la Europa libre de fronteras de hoy se mantendrá sin una protección fronteriza y un servicio de inmigración con mayores recursos. Pero esto requiere políticas comunes: una tarea política abrumadora.


Otra necesidad es entregar mucha más ayuda a los Estados más vulnerables en la primera línea de la crisis de refugiados. Esto aplica, en particular, para los que comparten frontera con Siria. Una carga moral particular pesa sobre los países cuya irresponsabilidad ayudó a desestabilizar buena parte de Medio Oriente; EEUU y Reino Unido entre ellos. Pero Francia comparte responsabilidad por intervenir en Libia y después marcharse. A lo menos, estos países deben ayudar a los que están sufriendo los resultados de sus acciones.


Ahora llegan dos tareas realmente difíciles. La primera es entregar una medida de estabilidad a los países desestabilizados. Para los europeos, los más importantes son Siria, Irak y Libia. Y, de forma similar, los europeos deben intentar al menos detener el tráfico de personas en el origen.


Esto va a requerir una combinación de diplomacia y coerción. Si los europeos no son capaces de lograr la mayor parte de esto, se mantendrán a merced de los eventos. EEUU también debe jugar un rol más efectivo como generador de orden, no desorden, de lo que ha sido al menos desde 2001.


Los europeos sólo quieren que se les deje solos. Pero la Unión Europea vive en un mundo de caos. Necesita encontrar una forma de sobrellevarlo, distinta a convertirse en una fortaleza que deja a los
desesperados fallecer en sus defensas. Necesita una estrategia amplia y efectiva. Sí, esta vez los cerdos sí tienen que volar.

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